Lejos, luz, amor y tierra.
Lo que el Camino te da,
es donde el Camino te lleva;
si callas, Santiago te habla
y su eco responde a tu plegaria.
Es final, llegada y destino,
de un viaje que comienza
cuando terminas tu Camino.
Andar. Esto es. Ir, avanzar, ver, oír, tocar, oler... cielo y vino.
Sentir, almear.
¿Qué tal desde Roncesvalles hasta Santiago? Bien, inmejorable.
De andarín a peregrino, Santiago está de Camino.
Camino, peregrino y vino, rima nada casual.
Y después, ya nunca parar, y siempre querer seguir,
y también, claro, querer siempre volver.
jueves, 10 de mayo de 2007
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2 comentarios:
A estos peregrinos y a este relato les debo haber hecho el Camino, les debo mi primer paso en Pamplona (y posteriormente en Roncesvalles) y les debo mi último paso en Santiago. El amor que se desprende de estas líneas me hizo amar a mi también el Camino. Sólo puedo decir gracias una y mil veces.
que versos tan sentidos
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