jueves, 3 de mayo de 2007

EL PÁJARO Y LA CUCARACHA

ETAPA 10. BELORADO – VILLAFRANCA DE MONTES DE OCA

Belorado – Tosantos – Villambistia – Espinosa del Camino – Villafranca de Montes de Oca

8 de abril. 11,9 km.

Quedan: 537,6 km.



Muchas horas en la cama pero poco descanso, hemos dormido peor que mal. Pilar apenas puede apoyar su pie izquierdo, le punza el talón, tiene un huevo como una pelota de pinpón. Cansancio, sueño y dolor, incertidumbre, miedo… También esto es el Camino.

Da unos pasos por la habitación y al desentumecer los tendones el dolor se atenúa, pero se hace necesario administrar un anti inflamatorio; debatimos sobre si descansar una jornada, pero decidimos continuar, aunque hoy y mañana planeamos andar poco: así, hoy iremos hasta Villafranca de Montes de Oca; mañana, hasta Atapuerca, y pasado mañana hasta Burgos. Todo esto si el talón de Pilar aguanta y no aparecen nuevos impedimentos de orden físico, psíquico o de cualquier otro.

Es Jueves Santo, pero no queremos que esto se convierta en una Pasión. Mientras desayunamos, en eso reparamos: es Jueves Santo, todo cerrado y nosotros sin provisiones, pero no, la tienda está abierta. Tanta preocupación y resulta que sólo necesitamos agua; el subconsciente consumista no desaparece tan pronto. Si en la vida hubiera que cargar todo el día con las cosas que se compran el sistema capitalista quebraría en 48 horas, y entonces sí, todos nómadas.

Vamos a la farmacia a comprar Feldene Flas para el talón de Pilar, es un medicamento muy potente e indicadísimo para este tipo de lesiones; mientras esperamos a que abra la botica, tomamos un café en el bar adyacente. Nos interroga el propietario sobre cosas del Camino, y charlamos animadamente. Tiene una casa de campo cerca de aquí, junto al Camino, y los árboles de su jardín procuran una salvadora sombra a los peregrinos cuando pasan en verano. Le sugerimos que plante una mesita con un botijo, y que lo acompañe de un libro de firmas, al estilo de la casa de Felisa. La molestia que se pueda tomar se verá recompensada mil veces por los peregrinos. “Se acordarán de ti cuando lleguen a Santiago”, le dice Pilar. Parece estar visualizando la composición de lugar, está en trance, en su mente hay algo que falta en esa mesita: “Claro, y puedo cobrar veinte céntimos el trago de agua”, dice con la mirada en el infinito. Peregrinar es cansado, pero no tanto, espeta Pilar; no escucha. Añade “O poner unos bancos, y cobrar por su uso”. Ya está abierta la farmacia, hasta luego, “buen Camino”, nos desea.

Ciertamente no son muchas las oportunidades de negocio para estas gentes. En todo caso, ¿cómo reprochar nada a este del bar después de ver los árboles sangrando por las grapas que fijan los anuncios del albergue “Los cuatro cantones”?

Se toma Pilar la pastillita salvadora y aproamos hacia Tosantos, con su ermita excavada en la roca. Hace frío, el viento es gélido, hoy vamos despacito, nos adelanta todo el mundo, incluidos unos excursionistas que han bajado de sus coches de apoyo en la gasolinera, no saludan, piden paso porque el camino se estrecha, y no quieren romper la media del día; paramos para que ellos pasen; y lo hacen mirándonos por encima del hombro, como si fuéramos vagabundos... pues sí, eso somos, y a mucha honra.

Muchas bicis, hoy incluso vemos dos quads, decorados con vieiras y todo, pero los pilotos son muy considerados, pasan muy despacito y nos piden perdón por las molestias: nadie molesta si se preocupa de no molestar. Nos basta con esto a nosotros.

Tomamos un café en Villambistia, empieza a aguanevar, se está bien junto a la salamandra que hay en la salita de la tienda-bar. Pilar se encuentra mucho mejor, la hinchazón ha bajado y el dolor apenas persiste. Aunque aún debemos ir despacito, son buenas noticias.

Sólo cuatro kilómetros más y entramos en Villafranca de Montes de Oca. Allí mismo, a la entrada, en una curva infernal de la N-120, está el hostal El Pájaro, donde tenemos previsto dormir, y más arriba el resto del pueblo, nada que ver ni nada que hacer aquí, así que decidimos descansar lo que queda del día.

Subimos a la habitación del hostal; nunca hemos visto nada igual, qué porquería, suciedad por doquier, da asco incluso estar allí. Ni siquiera dejamos las cosas, decidimos directamente regresar a Belorado en un taxi y volver a este punto mañana por la mañana. Bajamos de la habitación al bar, donde se encuentra la recepción, y pedimos al encargado que nos devuelva el DNI que dejamos en depósito, que la habitación está sucia, y que nos marchamos, “como quieran, pero son treinta euros o no les doy el DNI”. No vamos a discutir con nadie, y menos por dinero. Pago y le deseo que no se tenga que gastar el fruto de su estafa en medicinas; se da la vuelta mientras esto oye, y vemos que por su espalda trepa una negra cucaracha. Vaya pájaro el de El Pájaro. Vemos en una mesa del bar, comiendo, cómo no, a las irlandesas. Que os aproveche.

El taxista no se puede creer lo que le contamos, como tampoco Toñi, que hace encaje de bolillos para acomodarnos, gracias, mil gracias. Nos desagraviamos comiendo en Picias, que parece el local de restauración de más solera y fama en este pueblo; siendo como es un lugar para el solaz de muchos bilbaínos, con seguridad ha de comerse bien en Picias. Bien, y májquje bien comemos, alubias de Tolosa y lechazo, y dedicamos la tarde a descansar, Pilar con su pie en alto y yo empotrado en la cama. Tres horas de siesta antes de salir a ver la procesión de Jueves Santo, pero empezará demasiado tarde, otro paseo por Belorado, la misma gente, los mismos sitios… nos sentimos como Bill Murray en “Atrapado en el tiempo”.

Tomamos un vino en un bar que está lleno de peregrinos cenando. Nosotros nos conformamos con el aperitivo que nos han puesto con el jaibolito y nos vamos a dormir, queremos terminar esta estrambótica jornada llena de cosas inesperadas, de pequeños caos que parecen formar parte, en su conjunto, de un orden que existe pero no comprendemos. Antes de dormir, nos da la risa tonta al recordar cada uno la cara del otro en el episodio pajaril.

Mañana, Atapuerca. Tiene mucho sentido que lo milenario pase por lo milmilenario.

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